Fe
Vivimos en tiempos, donde a pesar del escepticismo de las personas, todavía se escucha hablar considerablemente sobre la fe. Aunque en términos muy confusos, muchos se atreven a pensar en el futuro con esperanza, con el deseo y la proyección de ver sus sueños plenamente realizados. Por un lado, se habla de mantener un pensamiento positivo, y por otro de confiar en que todo va a salir bien. Otros se aferran a sus amuletos, en las más diversas manifestaciones y otros buscan respuesta en la existencia de un ser sobrenatural: Dios.
¿Qué es entonces la fe? la Biblia, en Hebreos 11:1, la describe como “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Nos adentramos en la Biblia para descubrir su significado porque el origen de la fe no está propiamente en el hombre, sino que es algo que proviene de Dios.
La fe juega un papel importante en el ser humano pues por medio de ella podemos encontrar a Dios y reconciliarnos con Él, a través de Jesucristo. De hecho, es la fe la única respuesta posible, por parte del hombre, al regalo gratuito de Dios llamado “salvación”. (Efesios 2:8-9 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.) El hombre está alienado en su pretensión de querer ser su propio jefe, pues en realidad es muy limitado para tener control aun de las cosas más mínimas. Esta pretensión es rebeldía hacia Dios quien lo creó, y la Biblia cataloga esto de pecado. El pecado arruina la vida de cada persona imposibilitándola vivir el propósito real de su existencia y al final, solo conduce a la muerte, ya sea esta emocional, física y/o espiritual. Pero a través de Jesucristo, Dios nos otorga esa vida, porque fue Jesús quien pagó con su vida la muerte que merecíamos. Por eso hoy lo único que se requiere para recibir este beneficio es la fe, en Cristo.
Por medio de la fe también podemos relacionarnos con Dios. No es un mero conocimiento intelectual, o simplemente visualización de milagros, sino una confianza absoluta en lo que Dios es y ha hecho por nosotros. Es entregarse por completo a Su cuidado, sustento y dirección. Algo parecido a la forma en que un pasajero confía en una aerolínea cuando decide emprender vuelo y entrega su vida al comando de un piloto que lo guiará, en un viaje, hasta su destino final.
Por medio de la fe podemos contemplar nuestro futuro con esperanza y orientar nuestro presente. Ese fue el estilo de vida de muchos hombres y mujeres de la Biblia, a los cuales se les llama de “héroes de la fe”. En Hebreos 11 encontramos que por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín; Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba; Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad; Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac y bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras; Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José; Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos; Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey, y hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo ser maltratado con el pueblo de Dios, dejando a Egipto, no temiendo la ira del rey; Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días; Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz; Por la fe otros experimentaron vituperios, azotes, prisiones, apedreados, aserrados, puestos a prueba, y muertos a filo de espada.
Todos estos murieron visualizando su futuro con esperanza. Ese futuro hizo que el presente de ellos fuera orientado por los valores y principios de su herencia. Un futuro con Dios en la eternidad, un futuro donde el sufrimiento, la maldad, la injusticia y el pecado no tendría más lugar entre los hombres. Ese futuro los llevó a vivir el presente con fe. Hizo de ellos, hombres y mujeres de fe. ¿Se atreve usted a experimentar ese tipo fe?